Con tu música pintas alegrías,
dulcificas el ritmo hasta la piel,
tienes notas espesas como miel;
tu sonido es cascada, poesías….
El infante te preña en melodías,
tu le cuidas al ser amigo fiel,
aniquilas lo amargo, y hasta en la hiel,
bendiciendo con brillos de armonías.
Y se mueren los lloros de aquel niño,
la presencia materna es manantial
con llovizna de besos y cariño.
No olvidando ese brindis especial,
estribillo que suena con el guiño,
cascabel de la infancia memorial.
©Francisco Suero
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